Después de un verano de sol, playa, tiempo libre y desconexión laboral, volver en septiembre a la rutina puede ser para muchos un motivo de estrés. Muchas veces, tener que adaptarse de nuevo a “la realidad” es un proceso difícil que puede llevar a estados de ánimo como la tristeza, la frustración o la apatía. En ocasiones es recomendable la ayuda de profesionales para que estos baches anímicos no deriven en una patología más grave como la depresión.
Si a la vuelta a la rutina laboral le sumamos la llegada del otoño, esas sensaciones se multiplican. Otoño implica lluvias, el cambio horario, variaciones en el paisaje (los colores verdes pasan a teñirse de marrones y ocres, las hojas se caen), y parece que todo se vuelva más gris… Todo esto son factores que pueden llevarnos al conocido como trastorno afectivo estacional (TAE).
El hecho de salir de casa para ir a trabajar cuando todavía es de noche, y regresar cuando ya se ha puesto el sol, es un detalle más que puede conducir a este trastorno. Podemos sentir que no hacemos más que trabajar, sin tiempo -valga la redundancia- para disfrutar del tiempo libre, lo que provoca sensaciones de frustración y agobio.
El TAE, además de alteraciones del humor propias de la depresión, como la tristeza, ansiedad, astenia, e irritabilidad, puede provocar también síntomas vegetativos, como un exceso de sueño durante el día (en el 97% de los casos), aumento del apetito y aumento de peso.
En la mayoría de los casos aparecen dificultades para llevar a cabo nuestras tareas cotidianas, tanto en el trabajo como en casa, problemas en las relaciones interpersonales y aislamiento social.
A pesar de que las bases biológicas del TAE son complejas, existe consenso en cuanto a centrar su origen en la falta de exposición a la luz solar, lo que provoca una interacción entre factores genéticos, neurotransmisores, sistema endocrino y sistema inmune. A diferencia de otros tipos de depresión, se ha planteado que los trastornos estacionales no son causados por factores psicológicos o sociales, aunque estas tensiones podrían agravarlo.
Desde nuestra consulta de Psiquiatras Valencia, queremos dar a conocer este trastorno, y ofrecer un halo de esperanza a todos aquellos a los que el inicio del otoño se les está haciendo duro, así como animaros a pedir ayuda si consideráis que la podéis necesitar. Os aconsejamos que intentéis aprovechar el tiempo libre que tengáis, hacer planes, después del trabajo reuniros con vuestros familiares y/o amigos... Que la rutina laboral junto al cambio estacional no os impida seguir disfrutando de estos pequeños grandes momentos. A veces no resulta fácil, pero el otoño tiene fecha de caducidad y, si aparece una recaída depresiva, con ayuda profesional y siguiendo estos consejos, se puede superar. Feliz entrada de Otoño 🙂