La inatención implica dificultad para atender selectivamente a estímulos específicos y explorar estímulos complejos de forma planificada y eficiente, y elevada distraibilidad por estímulos irrelevantes; esto, junto con insuficiencias en la organización y planificación, constituye un trastorno de la función ejecutiva considerado como un fenómeno central del TDAH. En el ámbito académico el rendimiento suele ser pobre, son niños que se distraen con facilidad en clase, que con mucha frecuencia pasan de una tarea a otra o de un juego a otro, que cometen múltiples errores en sus tareas, que olvidan y extravían material escolar u otros objetos personales, etc.
La impulsividad hace que el niño no tenga presentes las posibles consecuencias de sus accciones y sea incapaz de aplazar gratificaciones, lo que le lleva a ser imprudente tanto física como socialmente. Son niños que suelen sufrir más accidentes, son incapaces de guardar turno, se precipitan literalmente sobre el objeto deseado, responden con agresividad a pequeñas frustraciones, perturban la interacción, el juego o el trabajo de los demás. A nivel cognitivo, la impulsividad se manifiesta en una dificultad para la resolución de problemas (tanto para hacer un dibujo como para resolver un problema de matemáticas).
TDA: predominantemente inatento
El tipo predominantemente inatento o comúnmente llamado Trastorno por Déficit de Atención (TDA) se identifica por la falta de atención y concentración, así como también por un comportamiento de distracción . A estos niños a menudo se les malinterpreta como perezosos, desmotivados e irresponsables. Ellos representan aproximadamente el 30% de todos los individuos que padecen del TDAH.
TDAH: predominantemente hiperactivo-impulsivo o combinado
La hiperactividad, aunque es un síntoma importante, no se da en todos los casos. En la actualidad hay dos términos para el trastorno TDAH: Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y Trastorno Hipercinético. El cuadro se caracteriza por tres grupos fundamentales de síntomas: hiperactividad, déficit de atención e impulsividad. Esta sintomatología se acompaña, en la mayoría de las ocasiones, de síntomas de otras esferas psicopatológicas: comportamentales, afectivas, académicas, físicas, así como déficits en rendimientos neurocognitivos: función ejecutiva, memoria, visopercepción, etc. Siendo difícil delimitar el La existencia real de cuadros comórbidos asociados y matizando los mismos, si las hay, la evolución, el pronóstico y la eficacia terapéutica.
TDAH: grupos de riesgo
Dos grupos de edad merecen ser considerados de riesgo en TDAH por características diferentes: los preescolares y adolescentes. En el grupo de preescolares (<6 años) partimos con dificultades importantes en la propia delimitación psicopatológica. El otro grupo es el de los adolescentes. En estas edades, síntomas como la hiperactividad disminuyen, pero otras se mantienen, como los déficits de atención, dificultando claramente sus rendimientos académicos. La evolución del cuadro y su alta comorbilidad con los trastornos Disocial y negativista desafiante hacen que en estas edades se disparen los síntomas comportamentales.
TDAH en Adultos
Aunque se llama TDAH en adultos, los síntomas comienzan en la primera infancia y continúan en la adultez. En algunos casos, el TDAH no se reconoce ni se diagnostica hasta que la persona es un adulto. Para saber más sobre el TDAH en adultos clicar aquí.