El trastorno bipolar se conoce con precisión desde el siglo XIX en el que se describió la enfermedad (que se denominó Psicosis Maniaco Depresiva), caracterizada por temporadas de excitación e hiperactividad (manía) que alternan con otras de depresión. Hay que puntualizar que el término manía en el lenguaje técnico no tiene el mismo significado que en el coloquial, ya que en el primero se alude a los períodos de exaltación euforia de la llamada fase maníaca del trastorno bipolar, mientras que en el acervo popular la manía tiene una connotación de rareza.
Constatado en todas las culturas, el trastorno bipolar es relativamente frecuente (0,8 - 1% de la población general) y se inicia en edades jóvenes de la vida (alrededor de los 30 años). Aunque es un trastorno que tiende a la cronicidad actualmente puede tratarse tanto a nivel de los episodios de exaltación (manía) como la de los depresivos, así como la tendencia a las fluctuaciones con fármacos estabilizadores, que regulan las transiciones de las temporadas maníacas a las depresivas y viceversa.
¿Qué es un episodio maníaco o hipomaníaco?
Los episodios maníacos o hipomaníacos son las fases opuestas a las fases depresivas en el trastorno bipolar. Es decir, son periodos en los que el paciente está muy contento, muy hablador, muy activo, tiene muchos planes y mucha energía, se siente capaz de hacer cualquier cosa y tiene menos necesidad de dormir. La diferencia entre el episodio maníaco y el hipomaníaco radica en la intensidad de los síntomas, que es menor en la hipomanía.
¿A quién afecta el Trastorno Bipolar?
El trastorno bipolar se da en todas las culturas y razas, con una prevalencia que se sitúa en torno al 0,8-1% de la población general. La proporción de mujeres y hombres es similar en las formas graves (trastorno bipolar tipo I) y superior en mujeres en las formas más atenuadas (trastorno bipolar de tipo II).
La edad de inicio del trastorno bipolar se sitúa antes de los 30 años en el 50% de los casos, y antes de los 50 años en el 90%. En el 10% de los casos iniciados después de los 50 años hay que sospechar la existencia de factores orgánicos. Cada vez se adelanta más la aparición de la enfermedad, si bien en jóvenes los síntomas son más imprecisos: irritabilidad, hiperactividad, insomnio, trastornos de conducta. La duración de los episodios sin tratamiento es variable, pero es de alrededor de 4 meses, y constante en cada paciente. Los intervalos asintomáticos, que duran un promedio de 2 años, son más cortos que en las depresiones unipolares. Los cicladores rápidos constituyen un grupo de especial malignidad (15%).
La cronificación del trastorno bipolar sólo se produce en el 5% de los casos, pero en un elevado número (20-60%) se detecta un notable deterioro laboral, familiar y social, manifiesto en un 10-15% de los pacientes. El abuso de sustancias está presente en el 60% de los pacientes bipolares y empeora el pronóstico. La tasa de suicidios consumados se estima en el 15-20% de los casos. Evidentemente, el tratamiento farmacológico mejora el pronóstico y reduce mucho el riesgo de suicidio.
¿Tiene cura el Trastorno Bipolar?
El trastorno bipolar es un trastorno mental crónico y, por tanto, no existe cura para el mismo. Pero que no exista cura no significa que los pacientes no puedan llevar una vida normal. Un paciente con trastorno bipolar que toma adecuadamente su medicación y se encuentra estabilizado con ella puede llevar a cabo una vida normalizada con una calidad más que aceptable, trabajando, organizando su casa, cuidando de sus hijos...
Manifestaciones clínicas del Trastorno Bipolar
El cuadro clínico del trastorno bipolar se caracteriza por la alternancia de episodios maníacos y depresivos. El trastorno puede iniciarse con un cuadro maníaco, hipomaníaco o depresivo. En ocasiones el paciente presenta varios episodios depresivos antes de presentar uno maníaco. Los autores europeos convinieron en que para establecer el diagnóstico de depresión unipolar se precisaba un mínimo de tres episodios depresivos sin manía intercurrente. Por otra parte, en personas jóvenes el primer episodio puede ir seguido de un periodo asintomático de varios años, pero con el tiempo los periodos intercríticos van reduciéndose, de forma que se presentan cada vez con más frecuencia episodios con el paso del tiempo.
Cada paciente tiene un patrón personal y constante de presentación, tanto de los episodios maníacos como de los depresivos.
Manifestaciones clínicas del Trastorno Bipolar: Depresión
El cuadro depresivo del trastorno bipolar guarda grandes similitudes con las manifestaciones clínicas descritas para las depresiones unipolares, si bien los individuos con depresión bipolar presentan inhibición e hipersomnia diurna más acusadas que aquellos con depresión unipolar. Asimismo, los episodios bipolares son más cortos (3-6 meses) y frecuentes (media de 2 años) que los unipolares, y responden mejor a los fármacos eutimizantes (fármacos reguladores del estado de ánimo como las sales de litio) que los unipolares.
Manifestaciones clínicas del Trastorno Bipolar: Manía
El cuadro clínico de la manía en el trastorno bipolar puede tener varias formas, pero por lo general está marcado por lo que se conoce como taquipsiquia, que supone una aceleración general de todas las funciones psíquicas (afectividad, pensamiento, conducta, sexualidad, etc.). Aunque la manía se caracteriza sobre todo por un estado de ánimo desbordante, lábil y patológico, lo más específico es la hiperactividad general, de forma que un paciente puede estar maníaco sin estar eufórico, pero jamás sin tener un punto más o menos acusado de hiperactividad. El inicio más frecuente y constante del cuadro maníaco es el trastorno del sueño, la insaciabilidad alimentaria, el consumo excesivo de tóxicos, la desinhibición sexual, las compras excesivas e innecesarias o los proyectos de trabajo inapropiados.
¿Pueden aparecer síntomas psicóticos en el Trastorno Bipolar?
Sí, el Trastorno Bipolar puede presentarse con o sin síntomas psicóticos. Cuando hay síntomas psicóticos son típicos los delirios megalomaníacos y los delirios místico-religiosos, aunque también pueden aparecer los delirios paranoides.
En los delirios megalomaníacos (o delirios de grandeza) el paciente cree ser una persona de relevancia o con facultades especiales (el mejor en su trabajo, un político importante…).
En los delirios místico-religiosos el delirio del paciente se centra en temas religiosos y el paciente puede creer, por ejemplo, que tiene una relación especial con Dios.
¿Cómo puedo identificar una recaída de un Trastorno Bipolar?
Cuando la recaída se produce en forma de fase depresiva es el propio paciente el que se da cuenta de que empieza a encontrarse mal y suele él mismo pedir ayuda.
En cambio, cuando la recaída se produce en forma de fase maníaca o hipomaníaca la sensación que experimenta el paciente es de bienestar y, por tanto, no suele tener conciencia de estar empeorando; en este caso, si tenemos un amigo o familiar con Trastorno Bipolar, debemos estar alerta a los síntomas de alarma: que empiece a dormir menos, que esté demasiado alegre y hablador o con muchas ganas de hacer cosas.
¿Puedo llevar una vida normal si tengo Trastorno Bipolar?
Por norma general, la mayoría de los pacientes con Trastorno Bipolar que cumplimentan adecuadamente el tratamiento y se estabilizan con el mismo, son capaces de llevar a cabo una vida normalizada: pueden trabajar, estudiar, casarse, tener hijos… y para ello va a ser siempre muy importante no dejar de tomar el tratamiento y seguir revisiones periódicas con el especialista.
Tratamiento para el Trastorno Bipolar
¿Qué medicamentos se usan para tratar el Trastorno Bipolar?
El Trastorno Bipolar se trata con estabilizadores del estado anímico, con antipsicóticos y con antidepresivos.
La elección de un tipo u otro de fármacos dependerá de la fase del trastorno en la que se encuentre el paciente, teniendo en cuenta que como base del tratamiento debe existir siempre un eutimizante. Cuando el paciente sufre una fase depresiva debemos añadir un antidepresivo al tratamiento. Cuando la fase es maníaca o hipomaníaca son necesarios los antipsicóticos.
Tipos de Trastorno Bipolar: ¿se tratan de manera diferente?
En función de las fases que predominen a lo largo de la evolución de un paciente, el Trastorno Bipolar se clasifica en Trastorno Bipolar tipo I cuando las fases depresivas se alternan con fases maníacas y en Trastorno Bipolar tipo II cuando las que la alternan con las fases depresivas son las fases hipomaníacas.
El tratamiento en ambos casos es similar; utilizaremos el estabilizador del estado de ánimo adecuado en cada caso como base y en función de las características de cada paciente y su evolución se deberá valorar la conveniencia o no de utilizar un antidepresivo.
¿Qué es un estabilizador del estado anímico o eutimizante?
Los eutimizantes son fármacos estabilizadores del estado de ánimo que se utilizan principalmente en tratamiento del Trastorno Afectivo Bipolar, aunque también podemos utilizarlos en otros trastornos afectivos.
El carbonato de litio y el ácido valpróico son los principales eutimizantes que utilizamos en la práctica clínica; son fármacos que necesitan tener una determinada concentración en la sangre del paciente para hacer efecto y, por ello, es necesario hacer análisis periódicos para comprobar que los niveles son los adecuados.
¿Qué puede ocurrir si dejo el tratamiento del Trastorno Bipolar?
Debemos tener en cuenta que el Trastorno Bipolar es un trastorno grave y crónico y, por tanto, bajo ningún concepto se debe suspender el tratamiento sin antes consultar con el especialista ni aún después de años de estabilización. Con el tiempo y si la evolución es favorable, es posible conseguir mantener la estabilidad del paciente con dosis mínimas de medicación.
¿Por qué hay que tener cuidado con los antidepresivos en el trastorno bipolar?
Cuando nos encontramos con una fase depresiva debemos introducir un antidepresivo en el tratamiento, pero existe la posibilidad de que con ello el paciente pase de estar triste a estar eufórico; es lo que llamamos un viraje hacia el polo maníaco.
El caso contrario también puede darse, y un paciente en fase maníaca puede pasar rápidamente a la fase depresiva; esto es lo que se llama un viraje depresivo.
En ambos casos el psiquiatra debe evaluar al paciente para reajustar el tratamiento hasta conseguir la normalización del estado anímico.
Trastorno Bipolar y embarazo
¿Puedo tener hijos si tengo trastorno bipolar?
Padecer un trastorno bipolar no es incompatible con la maternidad.
Si tenemos un trastorno bipolar y deseamos tener un hijo lo primero que debemos hacer es hablarlo con nuestro psiquiatra para planificar la maternidad, ya que hay medicamentos que se deberán suspender durante un tiempo. Es importante que el especialista lleve a cabo un estrecho seguimiento de la paciente durante todo el embarazo y el posparto con el fin de evitar descompensaciones, identificarlas precozmente y tratarlas en su caso.